En las últimas semanas, los pasillos de nuestras oficinas han resonado con inquietudes y rumores en torno a la recientemente promulgada Ley Karin. Comentarios en tono algo irónico tales como “ya no se puede decir nada”, otros más en serio como “no vamos a poder corregir el mal desempeño” o “nos tenemos que convertir en robots”. Claro, porque la preocupación y el escepticismo sobre las nuevas leyes se potencian con el triunvirato fantasía-temor-fascinación que provoca la inteligencia artificial. En el fuero interno de muchos, ambas representan imposiciones que vienen a reemplazar algo que es parte de nuestra identidad: nuestro trabajo y la manera que tenemos de construir vínculos en él.
El Impacto de las Nuevas Leyes y la Inteligencia Artificial
La realidad es que hace apenas unos años el trabajo se consideraba un fin en sí mismo y se encontraba en una esfera distinta y distante de la vida personal. La maximización del retorno sobre la inversión era el objetivo único y el éxito requería de profesionales dispuestos a pasar largas horas en la oficina y a hacer grandes sacrificios personales. Formados en estos paradigmas, hoy nos encontramos con líderes excepcionales en la consecución de resultados, pero muchas veces incapaces de reconocer cómo sus actos y estrategias impactan en la vida de sus equipos y, por ende, en sus familias.
La Resistencia al Cambio y Oportunidades en los Desafíos del Futuro
Me parece importante hacer presente que esta herencia no radica en los baby boomers o la generación X — lo digo por si alguien se estaba desmarcando rápidamente —: son nuestras historias, más que nuestro año de nacimiento, las que marcan nuestra forma de ver y comportarnos en el mundo. Vemos a muchos millennials y Z´s en posiciones de gran responsabilidad que responden a las mismas lógicas y temores que sus padres les inculcaron y que hoy, se enfrentan al desafío de incorporar nuevas variables como el bienestar emocional, la conciliación trabajo-vida personal, el copiloto robot y la sostenibilidad… No es de extrañar que sientan reticencia y temor.
Sin embargo, haber celebrado varios cumpleaños entrega la fortuna de entender que todo pasa y que los temores de ayer resultaron ser las oportunidades de hoy. Sabemos que siempre podemos enfrentar los desafíos con apertura para aprender, crecer y ser mejores.
Lo Humano Marca la Diferencia
Es aquí donde veo que inteligencia artificial y ley Karin confluyen: porque es un hecho que la IA llegó para quedarse y será nuestra compañera de aquí en adelante, al igual que la Ley Karin. Sólo nos falta entender y aprender que también es un hecho que ambas no hacen más que proponernos un nuevo trato donde lo humano marca la diferencia. Mientras la Ley Karin busca garantizar un entorno de respeto y nos viene a recordar que el bienestar de las personas debe ser una prioridad, la inteligencia artificial nos brinda una oportunidad para mejorar nuestras capacidades, eficiencia y nos regala tiempo para, desde lo humano, generar nuevas estrategias para crear valor. Ambas nos empujan a desafiar nuestra herencia y a trabajar decididamente en ser líderes más conscientes y responsables de cada uno de nuestros actos, porque todo lo que hacemos, no solo impacta en “la última línea”, sino que tiene importantes consecuencias en la vida de las personas que trabajan con nosotros, en sus familias y finalmente en nuestra sociedad.
Lo importante es la Inteligencia Emocional
Al final de cuentas, es la inteligencia emocional y no la artificial, la que nos permitirá ser profesionales exitosos y líderes inspiracionales. Son nuestros principios más profundos, como la compasión, la responsabilidad y la empatía, junto con nuestra capacidad intrínseca de generar vínculos, lo que nos distinguirá y nos permitirá establecer un nuevo pacto, en el que el buen trato, es el trato.
Macarena Albornoz
Gte de Personas - ACHS Servicios
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Sobre la autora
Macarena Albornoz
Gte de Personas - ACHS Servicios y Directora de Desarrollo de DCH. Psicóloga de formación, ha complementado su carrera con diversos programas y certificaciones que le han permitido adquirir nuevas habilidades y conocimientos. Entre los programas que más han marcado su trayectoria profesional se encuentran el BOW (Mujeres Empresarias), el Liderazgo en la Innovación (MIT), y la Dirección Estratégica de Recursos Humanos (PUC).